Asi termina la vida y comienza el sobrevivir.
Carta del jefe piel roja Shealt (1885)
El documento que se da a conocer a continuacion ha sido ampliamente reproducido por revistas norteamericanas y europeas que lo han calificado como la declaracion mas hermosa y profunda que jamas se haya hecho sobre el medio ambiente. Ha servido de base a una pelicula de la television de los estados unidos que se ha difundido con motivo del bicentenario de ese pais. El documento fue escrito hace 122 años. Su autor es el Jefe Sheatl de la tribu Suwamish de los territorios del noroeste de los estados unidos, que ahora forman parte del estado de Washington. Se trata de una carta que sheatl envio en 1885 al presidente Franklin Pierce en respuesta a la oferta de compra de las tierras de los suwamish.El gran jefe de Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras. El gran jefe también nos envía palabras de amistad y buena voluntad. Apreciamos esta gentileza porque sabemos que poca falta le hace, en cambio, nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta, pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego y tomarse nuestras tierras. El gran jefe de Washington podrá confiar en lo que dice el jefe Shealt, con la misma certeza con que nuestros hermanos blancos podrán confiar en la vuelta de las estaciones. Mis palabras son inmutables como las estrellas. ¿Cómo podéis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua. ¿Cómo podríais comprarlos a nosotros? Lo decimos oportunamente. Habéis de saber que cada partícula de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada hoja resplandeciente, cada playa arenosa, cada neblina en el oscuro bosque, cada claro y cada insecto con su zumbido, son sagrados en la memoria y la experiencia de mi pueblo. La sabia que circula en los árboles porta las memorias del hombre de piel roja.Los muertos del hombre blanco se olvidan de su tierra cuando se van a caminar por entre las estrellas. Nuestros muertos jamás olvidan esta hermosa tierra porque ella es la madre del hombre de piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las fragantes flores son nuestras hermanas; el venado; el caballo; el águila majestuosa, son nuestros hermanos. Las crestas rocosas, las sabias de la pradera, el calor corporal del potrillo y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.Por eso, cuando el gran jefe de Washington manda decir que desea comprar nuestras tierras, es mucho lo que pide. El gran jefe manda decir que nos reservara un lugar para que podamos vivir cómodamente entre nosotros. El será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por eso consideramos su oferta de comprar nuestras tierras. Más eso no será fácil porque estas tierras son sagradas para nosotros. El agua centellante que corre por lo ríos y esteros, no es meramente agua, sino la sangre de nuestros antepasados. Si os vendemos estas tierras, tendréis que recordar que ellas son sagradas y deberéis enseñar a vuestros hijos que lo son y que cada reflejo fantasmal en las aguas claras en los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.Los ríos son nuestros hermanos, ellos calman nuestra sed. Los ríos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si os vendemos nuestras tierras, deberéis recordar y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y hermanos de vosotros; deberéis en adelante dar a los ríos el trato bondadoso que daríais a cualquier hermano.Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestra manera de ser. Le da lo mismo un pedazo de tierra que el otro porque él es un extraño que llega en la noche a sacar de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemigo. Cuando la ha conquistado la abandona y sigue su camino. Deja detrás de él las sepulturas de sus padres sin que le importe. Olvida la sepultura de su padre y los derechos de sus hijos. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano, el cielo, como si fueran cosas que pueden comprar, saquear y vender, como si fuesen corderos y cuentas de vidrios. Su insaciable apetito devorara a la tierra, dejará tras sí sólo un desierto.No lo comprendo. Nuestra manera de ser es diferente a la vuestra. La vista de vuestras ciudades hace doler los ojos al hombre de piel roja. Pero quizás sea así por que el hombre de piel roja es un salvaje y no comprende las cosas. No hay ningún lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ningún lugar donde pueda escucharse el desplegar de las hojas de la primavera, o el rozar de las alas de in insecto. Pero quizá sea así por que soy un salvaje y no puedo comprender las cosas. El ruido de la ciudad parece insultar a los oídos. ¿Y que clase de vida es cuando el hombre no es capaz de escuchar el solitario grito de la garza o la discusión nocturna de las ranas alrededor de la laguna? Soy un hombre de piel roja y no lo comprendo. Los indios preferimos el suave sonido del viento que acaricia la caía del lago y el olor del mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado por la fragancia de los pinos.El aire es algo precioso para el hombre de piel roja porque todas las cosas comparten el mismo aliento; el animal, el árbol y el hombre. El hombre blanco parece no sentir el aire que respira. Al igual que un hombre muchos días agonizante. Se ha vuelto insensible al hedor. Mas, si os vendemos nuestras tierra debéis recordar que el aire es precioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con toda la vida que sustenta. Y, si nosotros vendemos nuestras tierras, deberíamos dejarlas aparte y mantenerlas sagradas como un lugar al cual podrá llegar incluso el hombre blanco a saborear el viento dulcificado por las flores de la pradera.Consideraremos vuestra oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarlas, pondré una condición: que el hombre blanco deberá tratar a los animales de esta tierra como hermano. Soy un salvaje y no comprendo otro modo de conducta, he visto miles de búfalos pudriéndose sobre las praderas abandonados allí por el hombre blanco que les disparo desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como el humeante caballo de vapor puede ser as importante que el búfalo al que solo matamos para poder vivir ¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales hubiesen desaparecidos, el hombre moriría en una gran soledad de espíritu. Porque todo lo que ocurre a los animales pronto habrá de ocurrir también al hombre. Todas las cosas están relacionadas entre si.Vosotros debéis enseñar a vuestros hijos que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, deberéis decir a vuestros hijos que la tierra esta plena de la vida de vuestros antepasados. Debéis enseñar a vuestros hijos lo que nosotros hemos enseñado a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que afecta a la tierra afecta a los hijos de la tierra. Cuando los hombres escupen al suelo se escupen así mismo.Esto lo sabemos: la tierra no pertenece al hombre, si no que el hombre pertenece a la tierra.El hombre no ha tejido la red de la vida; es solo una hebra de ella. Todo lo que haga a la red se lo hará así mismo. Lo que ocurra a la tierra ocurrirá a los hijos de la tierra. Lo sabemos. Todas las cosas están relacionadas como la sangre que una familia.Aun el hombre blanco cuyo dios se pasea con el y conversa con el de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Quizás seamos hermanos, después de todo lo veremos. Sabemos algo que el hombre blanco descubrirá algún día: que nuestro dios es su mismo dios. Ahora pensáis quizás que sois dueño de nuestra tierra, pero no podréis serlo. Es el dios de la humanidad y su compasión es igual para el hombre de piel roja que para el hombre blanco. Esta tierra es preciosa para El y el causarle daño significa mostrar desprecio hacia su Creador. Los hombres blancos también pasaran; talvez antes que las demás tribus. Si contamináis vuestra cama, moriréis alguna noche sofocados por vuestros propios desperdicios. Pero aun en vuestra hora final os sentiréis iluminados por la idea de que dios os trajo a esta tierra y os dio el dominio sobre ella y sobre el hombre de piel roja con algún propósito especial. Tal destino es un misterio para nosotros porque no comprendemos lo que será cuando los búfalos hayan sido exterminados, cuando los caballos salvajes hallan sido domados, cuando los recónditos rincones de los bosques exhalen el olor a muchos hombres y cuando la vista hacia las verdes colinas este cerrada por un enjambre de alambres parlantes. ¿Donde esta el espeso bosque? Desapareció. ¿Dónde esta el águila? Desapareció. Así termina la vida y comienza el sobrevivir.
jueves, 2 de agosto de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
gracias noe por ayudar en el tipeo de la carta, muchos exitos y besos para vos, tu hermano.
buena redaccion
Publicar un comentario